Entre los siglos V y IX, los pueblos de la Europa occidental y septentrional se convirtieron al cristianismo y a las doctrinas y ritos de la Iglesia romana.
El canto "gregoriano" oficial quedó establecido en el imperio de los francos antes de mediados del siglo IX y desde entonces hasta cerca de la terminación del Medievo, todas las innovaciones de importancia que se produjeron en la música europea tuvieron lugar al norte de los Alpes.
Este desplazamiento musical se produjo, en parte, a causa de las condiciones políticas. Las conquistas musulmanas de Siria, África del Norte y España, completadas hacia 719, dejaron las regiones cristianas meridionales en manos de los infieles.
Durante los siglos VI, VII y VIII, misioneros de monasterios escoceses e irlandeses fundaron escuelas en sus propios países y en el continente, en especial en Alemania y Suiza. El resurgimiento de la cultura latina en Inglaterra produjo eruditos cuya reputación se extendió hasta Europa occidental. Uno de ellos, el monje inglés Alcuino, ayudó a Carlomagno en su proyecto de reactivar la educación en todo el imperio franco. Uno de los resultados de este renacimiento carolingio de los siglos VIII y IX fue el desarrollo de importantes centros musicales; el más famoso de ellos fue el monasterio de St. Gall, en Suiza.
Una influencia septentrional sobre el canto llano fue la modificación de la línea melódica en virtud de la introducción de más saltos, en especial del intervalo de tercera. Por último, los compositores del norte crearon no sólo melodías nuevas, sino también nuevas formas de canto llano. Este proceso evolutivo coincidió con el surgimiento del canto monódico profano y con los primeros experimentos en materia de polifonía.
El canto "gregoriano" oficial quedó establecido en el imperio de los francos antes de mediados del siglo IX y desde entonces hasta cerca de la terminación del Medievo, todas las innovaciones de importancia que se produjeron en la música europea tuvieron lugar al norte de los Alpes.
Este desplazamiento musical se produjo, en parte, a causa de las condiciones políticas. Las conquistas musulmanas de Siria, África del Norte y España, completadas hacia 719, dejaron las regiones cristianas meridionales en manos de los infieles.
Durante los siglos VI, VII y VIII, misioneros de monasterios escoceses e irlandeses fundaron escuelas en sus propios países y en el continente, en especial en Alemania y Suiza. El resurgimiento de la cultura latina en Inglaterra produjo eruditos cuya reputación se extendió hasta Europa occidental. Uno de ellos, el monje inglés Alcuino, ayudó a Carlomagno en su proyecto de reactivar la educación en todo el imperio franco. Uno de los resultados de este renacimiento carolingio de los siglos VIII y IX fue el desarrollo de importantes centros musicales; el más famoso de ellos fue el monasterio de St. Gall, en Suiza.
Una influencia septentrional sobre el canto llano fue la modificación de la línea melódica en virtud de la introducción de más saltos, en especial del intervalo de tercera. Por último, los compositores del norte crearon no sólo melodías nuevas, sino también nuevas formas de canto llano. Este proceso evolutivo coincidió con el surgimiento del canto monódico profano y con los primeros experimentos en materia de polifonía.
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