La melodía contribuye muy significativamente en la forma por medio de las ramificaciones melódicas del diseño temático. Aunque un tema ocasionalmente podría componerse simplemente de un sonido, una armonía o un ritmo aislado, el diseño temático normalmente está mucho más organizado en la melodía que en los otros elementos, posiblemente debido a que la experiencia que tienen los oyentes y los compositores de la melodía es más directa y está más profundamente enraizada (por ejemplo, somos capaces de tararear una melodía para nuestros adentros).
Por esta razón, nuestras principales impresiones se centrarán en el diseño temático de frases, períodos y párrafos.
Deberíamos tener presente que en cualquier punto de articulación, el compositor tiene cuatro opciones básicas: recurrencia, desarrollo, respuesta y contraste, que aunque pueden aplicarse a cualquier elemento como procedimiento generador de forma, encuentran en la melodía el espacio más apropiado para su exposición.
a) Recurrencia.
Incluye tanto la repetición inmediata, la forma más simple de continuación (a a), como también el retorno después de un cambio (a b a), potencialmente uno de los procedimientos de creación de forma más altamente desarrollados.
b) Desarrollo.
Incluye todos los cambios que derivan claramente del material precedente, tales como variación, mutación, secuencia y otras formas de paralelismos, además de las técnicas de inversión, disminución, aumentación y retrogradación de motivos.
c) Respuesta.
Incluye continuaciones que ejercen un efecto de antecedente-consecuente, aun cuando no se deriven específicamente del material consecuente.
d) Contraste.
Constituye un cambio completo (a b), seguido normalmente (y confirmado) por una gran articulación separada por cadencias y silencios.
No resulta siempre fácil fijar la línea divisoria entre las categorías de desarrollo y de la respuesta, pero da buen resultado pensar en el desarrollo como en una continuación estrechamente relacionada con la melodía y, en cambio, poco o nada relacionada con los otros elementos.
Otra posibilidad de definir el desarrollo sería la de incluir en él únicamente cambios ornamentales, dejando los cambios estructurales como característica de la respuesta.
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